Read:
Reflect:
Receiving a blessing is very meaningful, especially when it comes from God. God told Moses to have Aaron pronounce a blessing on Israel during their wilderness wanderings. (Numbers 6:24-27).
24 The LORD bless you and keep you; 25 the LORD make his face to shine upon you and be gracious to you; 26 the LORD lift up his countenance upon you and give you peace.
27 So shall they put my name upon the people of Israel, and I will bless them.
The blessing had the effect of putting God’s name on the people, indicating that he belonged to them (and they to him); that he was committed to care for and nurture them with his constant presence and provision. The Scriptures also repeatedly call upon God’s people to bless the Lord in return, thereby declaring that they are his as committed followers and give him due honor and praise. This is precisely what Zechariah did, when filled with the Holy Spirit, he prophesied saying; Blessed be the Lord God of Israel (Luke 1:67-68; see also v 46). His response to the great blessing of John’s birth was to return praise to God with a prophetic declaration of what the Lord had done and would still do (vv 68-79).
It is most striking that Zachariah began his prophecy, not with John, but with a declaration of the redemptive work that the Messiah (Jesus) would accomplish (vv 67-75). Notice that he wrote in the “prophetic past”, asserting thereby that future events were as certain as if already realized. Furthermore, he traced the salvation God was now accomplishing back through king David, the ancient prophets, and all the way back to Abraham to whom he had sworn a solemn oath of blessing and redemption. God is a promise-keeper whose word can be trusted. The benefits which flowed from these long-standing redemptive realities (vv 74-75) ,
74 that we, being delivered from the hand of our enemies, might serve him without fear, 75 in holiness and righteousness before him all our days,
applied to Zachariah and his generation, and extend to us as current participants in that story.
Now as Zachariah cradled his newborn son in his arms he prophesied:
76 And you, child, will be called the prophet of the Most High; for you will go before the Lord to prepare his ways, 77 to give knowledge of salvation to his people in the forgiveness of their sins, 78 because of the tender mercy of our God (vv 76-78).
John’s mission as a prophet of God would be to clear the way for Jesus who would bring the knowledge of salvation and forgiveness of sins to the people. All this flowed from God’s mercy.
Zechariah concluded by comparing Jesus to a dawning sunrise coming from on high, not from below the horizon, to illumine those in the shadows of darkness and death so they could be guided into peaceful ways (vv 78-79). He probably had the great promise of Isaiah 9:2 in mind.
The people who walked in darkness have seen a great light; those who dwelt in a land of deep darkness, on them has light shone.
When the Messiah came, his claim: I am the light of the world. (John 8:12), was confirmed.
Praise God from whom all blessings flow. First, we realize that God’s blessing puts his name on us, signaling that he has chosen to belong to us as our God. Secondly, we praise him for bringing us into his redemptive plans through the dawning of the Light of the world. Thirdly, we rejoice that this Light guides us into the way of peace.
Respond:
May these wonderful words from Lamentations 3 inspire our worshipful response.
22 The steadfast love of the LORD never ceases; his mercies never come to an end; 23 they are new every morning; great is your faithfulness. 24 “The LORD is my portion,” says my soul, “therefore I will hope in him.” (Lamentations 3:22-24)
Bendición de Adviento de Zacarías
Lea:
Lucas 1:67-80
Reflexione:
Recibir una bendición es muy significativo, especialmente cuando viene de Dios. Dios le dijo a Moisés que hiciera que Aarón pronunciara una bendición sobre Israel durante su peregrinaje por el desierto. (Números 6:24-27).
24“Que el Señor te bendiga y te proteja. 25 Que el Señor sonría sobre ti y sea compasivo contigo. 26 Que el Señor te muestre su favor y te dé su paz”. 27 Cada vez que Aarón y sus hijos bendigan al pueblo de Israel en mi nombre, yo los bendeciré»”.
La bendición tuvo el efecto de poner el nombre de Dios sobre el pueblo, indicando que él les pertenecía (y ellos a él); que estaba comprometido a cuidarlos y nutrirlos con su constante presencia y provisión. Las Escrituras también llaman repetidamente al pueblo de Dios a bendecir al Señor a cambio, declarando así que son suyos como seguidores comprometidos y le dan el debido honor y alabanza. Esto es precisamente lo que hizo Zacarías, cuando lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: Bendito sea el Señor Dios de Israel (Lucas 1:67-68; ver también v 46). Su respuesta a la gran bendición del nacimiento de Juan fue devolver la alabanza a Dios con una declaración profética de lo que el Señor había hecho y aún haría (vv 68-79).
Lo más sorprendente es que Zacarías comenzó su profecía, no con Juan, sino con una declaración de la obra redentora que el Mesías (Jesús) llevaría a cabo (vv 67-75). Note que él escribió en el “pasado profético”, afirmando así que los eventos futuros eran tan ciertos como si ya se hubieran realizado. Además, rastreó la salvación que Dios estaba logrando ahora a través del rey David, los antiguos profetas, y hasta Abraham, a quien había hecho un juramento solemne de bendición y redención. Dios es un cumplidor de promesas en cuya palabra se puede confiar. Los beneficios que fluyeron de estas realidades redentoras de hace tiempo (vv 74-75): 74 para que nosotros, librados de la mano de nuestros enemigos, podamos servirle sin temor, 75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días es aplicada a Zacarías y su generación, y se extiende a nosotros como participantes actuales en esa historia.
Ahora, mientras Zacarías acunaba a su hijo recién nacido en sus brazos, profetizó:
76 Y tú, mi pequeño hijo, serás llamado profeta del Altísimo, porque prepararás el camino para el Señor.77 Dirás a su pueblo cómo encontrar la salvación mediante el perdón de sus pecados. 78 Gracias a la tierna misericordia de Dios (vv 76-78).
La misión de Juan como profeta de Dios sería preparar el camino para Jesús, quien traería al pueblo el conocimiento de la salvación y el perdón de los pecados. Todo esto fluyó de la misericordia de Dios.
Zacarías concluyó comparando a Jesús con un amanecer que viene de lo alto, no sobre el horizonte, para iluminar a los que están en las sombras de la oscuridad y la muerte para que puedan ser guiados por caminos de paz (vv 78-79). Probablemente tenía en mente la gran promesa de Isaías 9:2.
El pueblo que camina en oscuridad verá una gran luz. Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad, brillará una luz..
Cuando vino el Mesías, su afirmación: Yo soy la luz del mundo. (Juan 8:12), fue confirmada.
Alabado sea Dios de quien brotan todas las bendiciones. Primero, nos damos cuenta de que la bendición de Dios pone su nombre sobre nosotros, indicando que ha elegido pertenecernos como nuestro Dios. Segundo, lo alabamos por introducirnos en sus planes redentores a través del amanecer de la Luz del mundo. Tercero, nos regocijamos de que esta Luz nos guíe por el camino de la paz.
Responda:
Que estas maravillosas palabras de Lamentaciones 3 inspiren nuestra respuesta de adoración.
22 ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba3:22 Así aparece en la versión siríaca; en hebreo dice del Señor nos guarda de la destrucción.! Sus misericordias jamás terminan. 23 Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. 24 Me digo: «El Señor es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!».” (Lamentaciones 3:22-24)