Day 9: Chief Priests and Scribes – Advent Indifference

Read:

Matthew 2:1-6; John 11:45-54                                                              

Reflect:

It is always regrettable when leaders fail. This is especially so when spiritual leaders do not meet expectations, abuse trust, succumb to dishonesty, or lapse into some form of immorality. Sadly, one can recall many examples of this in the life of the church. Such events cause pain, grief, outrage, disappointment, a sense of violation, and many other emotions in God’s flock. Today’s reflection considers the involvement and response of the chief priests and scribes to Jesus’ birth. Their failure was of a subtle nature and could be easily overlooked – it was indifference.

The chief priest and scribes were religious leaders in Israel. As experts in the Scriptures they had a calling to teach and interpret the Law of God to their people and provide spiritual counsel as needed. They were believed to have a closer relationship with the Lord than most, so their wisdom and guidance could be trusted. Along with their fellow Jews they had high hopes for a messianic deliver to come and rescue them from Roman domination. So why did they show little enthusiasm for the birth of Jesus?

They knew their Scriptures well because when Herod inquired where the Messiah was to be born they immediately answered: in Bethlehem, and quoted Ezekiel 34:23 as prophetic support  (v 6). But there is no indication that they made any effort to see whether the claims were true. Ezekiel also proclaimed that this person would be a ruler and shepherd of Israel. Was this not worth investigating? Perhaps they did not give much credence to the claims of the magi (who were Gentiles after all) and thought investigating was unnecessary. But they must have seen the star and wondered what it signified. Expert as they were in the Scriptures, their minds were probably drawn to Balaam’s prediction that:

17 …a star shall come out of Jacob, and a scepter shall rise out of Israel;…19 And one from Jacob shall exercise dominion and destroy the survivors of cities!” (Numbers 24:17-19).

Were the star in the heavens, the prophetic utterances, and the magi’s question (Where is he who has been born king of the Jews? v 2) not enough evidence to prompt looking into the matter? As far as we know they did nothing. Why the indifference? How is it that spiritual leaders who prided themselves in their knowledge of Scripture could not recognize or care to investigate a genuine work of God? Luke tells us that some thirty years later the chief priests and scribes (perhaps some of these were already serving when Jesus was born) were seeking how to put him to death (Luke 22:1-2; see also John 11:45-54). Indifference had turned into the intent to kill, putting them into the same moral category as king Herod. How deeply sad that those we would expect to welcome and rejoice in the fulfillment of prophecy had lapsed into indifference and eventually opposition to the very God they professed to serve.

What can one learn from this negative example as we approach the celebration of Jesus’ birth? First, we must guard our hearts. Our scriptural knowledge and professed loyalty to God needs to move from our intellect and sink deeply into our heart and character as we respond to what is made known to us. Carelessness, arrogance, self-confidence and indifference only lead to failure. Secondly, we need to pray earnestly for our spiritual leaders that they would keep a close watch on themselves and their teaching (1 Timothy 4:16). Pray that God would give them power to flee temptation, combat indifference, and remain true to the Lord in their high calling. In fact, we all need such prayer.

Respond:

Let the psalmist guide our prayer for ourselves and one another.

23 Search me, O God, and know my heart! Try me and know my thoughts! 24 And see if there be any grievous way in me, and lead me in the way everlasting! (Psalm 139:23-24)


Sumos Sacerdotes y Escribas – Indiferencia al Adviento

Lea:

Mateo 2:1-6; Juan 11:45-54

Reflexione:

Siempre es lamentable cuando los líderes fallan. Esto es así especialmente cuando los líderes espirituales no cumplen con las expectativas, abusan de la confianza, sucumben ante la deshonestidad o caen en alguna forma de inmoralidad. Tristemente, es posible recordar muchos ejemplos de ésto en la vida de la iglesia. Tales eventos causan dolor, aflicción, indignación, desilusión, una sensación de violación de la confiaza y muchas otras emociones en el rebaño de Dios. La reflexión de hoy considera la participación y la respuesta de los principales sacerdotes y escribas al nacimiento de Jesús. Su fracaso fue de naturaleza sutil y podría pasarse por alto fácilmente: fue la indiferencia.

El sumo sacerdote y los escribas eran líderes religiosos en Israel. Como expertos en las Escrituras, tenían el llamado de enseñar e interpretar la Ley de Dios a su pueblo y brindar consejo espiritual según fuera necesario. Se creía que tenían una relación más cercana con el Señor que la mayoría, por lo que se podía confiar en su sabiduría y guía. Junto con sus compañeros judíos, tenían grandes esperanzas de que un mensajero mesiánico viniera y los rescatara de la dominación romana. Entonces, ¿por qué mostraron tan poco entusiasmo por el nacimiento de Jesús?

Conocían bien sus Escrituras porque cuando Herodes preguntó dónde iba a nacer el Mesías, inmediatamente respondieron: en Belén, y citaron Ezequiel 34:23 como apoyo profético (v 6). Pero no hay indicios de que hicieran ningún esfuerzo para ver si las afirmaciones eran ciertas. Ezequiel también proclamó que esta persona sería gobernante y pastor de Israel. ¿No valía la pena investigar ésto? Quizás no dieron mucho crédito a las afirmaciones de los magos (que después de todo eran gentiles) y pensaron que investigar era innecesario. Pero deben haber visto la estrella y preguntado qué significaba. Expertos como eran en las Escrituras, sus mentes probablemente se sintieron atraídas por la predicción de Balaam de que:

17 …Una estrella se levantará de Jacob; un cetro surgirá de Israel.;… 19 ¡Un gobernante se levantará en Jacob  que destruirá a los sobrevivientes de Ar” (Números 24:17-19).

¿No fueron la estrella en los cielos, las declaraciones proféticas y la pregunta de los magos (¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? v 2) evidencia suficiente para comenzar a investigar el asunto? Hasta donde sabemos, no hicieron nada. ¿Por qué la indiferencia? ¿Cómo es que los líderes espirituales que se enorgullecían de su conocimiento de las Escrituras no podían reconocer o interesarse en investigar una obra genuina de Dios? Lucas nos dice que unos treinta años después, los principales sacerdotes y los escribas (quizás algunos de ellos ya estaban sirviendo cuando nació Jesús) buscaban cómo darle muerte (Lucas 22:1-2; véase también Juan 11:45-54 ). ). La indiferencia se había convertido deseo de matar, colocándolos en la misma categoría moral que el rey Herodes. Es profundamente triste que aquellos a quienes esperaríamos recibir y regocijarse en el cumplimiento de la profecía hayan caído en la indiferencia y finalmente en la oposición al mismo Dios al que profesaban servir.

¿Qué se puede aprender de este ejemplo negativo al acercarnos a la celebración del nacimiento de Jesús? Primero, debemos guardar nuestros corazones. Nuestro conocimiento de las Escrituras y la lealtad que profesamos a Dios deben anteponerse a nuestro intelecto y hundirse profundamente en nuestro corazón y carácter a medida que respondemos a lo que se nos da a conocer. El descuido, la arrogancia, la confianza en uno mismo y la indiferencia solo conducen al fracaso. En segundo lugar, debemos orar fervientemente por nuestros líderes espirituales para que se vigilen de cerca a sí mismos y a sus enseñanzas (1 Timoteo 4:16). Ore para que Dios les dé poder para huir de la tentación, combatir la indiferencia y permanecer fieles al Señor en su alto llamado. De hecho, todos necesitamos la misma oración.

Responda:

Deje que el salmista guíe nuestra oración.

23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. 24 Señálame cualquier cosa en mí que te ofenday guíame por el camino de la vida eterna.(Salmo 139:23-24)