Read:
Reflect:
The advent hopes expressed in these passages come primarily from the prophet Isaiah, though we will note one reference to Psalm 98.
In the Matthew passage an angel appears to Joseph in a dream with instructions concerning Mary and the significance of Jesus’ birth. Now when Isaiah (7:14) first wrote the words:
Behold, the virgin shall conceive and bear a son, and shall call his name Immanuel, the reference, then, was to a sign God was giving king Ahaz that a child, soon to be born, would not be out of infancy before victory would come to Judah (see the context in Isaiah 7). Matthew, however, saw a much deeper meaning in that prophecy. When the angel told Joseph that the child Mary was carrying was conceived through the Holy Spirit, and should be called Jesus, Matthew claimed it to be a fulfillment of Isaiah 7:14 (vv 22-23). What Isaiah prophesied was initially realized in Maher-shalal-hashbaz (see Isaiah 8:3-4), but also pointed to a much greater fulfillment in the birth of Jesus. Jesus, the angel declared, will save his people from their sins (v 21); a much more significant and richer rescue than what Ahaz experienced. The name, Immanuel, means God with us, and is a clear signal that God will become personally present with his people in Jesus. How fully Joseph grasped these realities may be unknown to us, but he did not hesitate to act in faith and obey the angel’s instructions.
The passage in Luke tells the story of Simeon, a godly old man, who was waiting for the consolation of Israel (v 25), that is, for the ancient prophecies to be fulfilled. When he held Jesus in his arms he realized he was cradling the Messiah, the fulfillment of the ancient promises. So he blurted out with joy and blessing that he was now ready to die (v 29). What follows is a collage of texts from Isaiah and Psalms which Simeon realized had begun to be fulfilled in the advent of Jesus. The Old Testament verses are best read in their context for fuller clarity. For my eyes have seen your salvation (v 30) derives from Isaiah 52:10:
The LORD has bared his holy arm before the eyes of all the nations, and all the ends of the earth shall see the salvation of our God.
The statement about salvation that you have prepared in the presence of all peoples (v 31) seems to have its roots in Psalm 98:2:
The LORD has made known his salvation; he has revealed his righteousness in the sight of the nations.
Verse 32 speaks of a light for revelation to the Gentiles, which is anchored in Isaiah 42:6; 49:6; 52:10 and 60:3, of which we quote from 49:6:
I will make you as a light for the nations, that my salvation may reach to the end of the earth.
Finally, and for glory to your people Israel comes from Isaiah 46:13 (see also 45:25):
I will put salvation in Zion, for Israel my glory.
Several wonderful realities arise out of all these passages. First, in Jesus alone we will find the forgiveness of all our sins – what a Savior! Secondly, through Immanuel we know that God is present with us – he has promised never to leave or forsake us. Thirdly, Simeon waiting for the consolation of Israel, lovingly cradled Jesus in his arm and suddenly became aware that salvation was not only for Israel, but for all nations – for us. Hallelujah! Fourthly, what was long foretold by the prophets has come to fruition in Jesus, showing that God is faithfully bringing his word to pass. So we celebrate!
Respond:
Sing and/or pray this benediction!
Praise God from whom all blessings flow. Praise him all creatures here below. Praise him ye heavenly hosts. Praise Father, Son and Holy Ghost. AMEN
Esperanza profética de Adviento - 2
Lea:
Mateo 1:18-25; Lucas 2:25-32
Reflexione:
La esperanza del advenimiento expresadas en éstos pasajes proviene principalmente del profeta Isaías, aunque haremos una referencia al Salmo 98.
En el pasaje de Mateo, un ángel se le aparece a José en un sueño con instrucciones respecto a María y el significado del nacimiento de Jesús. Ahora, cuando Isaías (7:14) escribe por primera vez las palabras:
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
La referencia, en ese entonces, era a una señal que Dios le estaba dando al rey Acaz de que un niño, que pronto nacería, no saldría de la infancia antes de que la victoria llegara a Judá (ver el contexto en Isaías 7). Mateo, sin embargo, vio un significado mucho más profundo en esa profecía. Cuando el ángel le dijo a José que el niño que María llevaba en su seno fue concebido por obra del Espíritu Santo y que debería llamarse Jesús, Mateo afirmó que era el cumplimiento de Isaías 7:14 (vv 22-23). Lo que profetizó Isaías se realizó inicialmente en Maher-shalal-hashbaz (ver Isaías 8:3-4), pero también apuntó hacia el cumplimiento de algo mucho mayor en el nacimiento de Jesús. Jesús, el ángel declaró, salvará a su pueblo de sus pecados (v 21); un rescate mucho más significativo que el que experimentó Acaz. El nombre Emanuel significa Dios con nosotros y es una señal clara de que Dios se hará personalmente presente en medio de su pueblo en Jesús. Quizá no sepamos hasta qué punto José captó esta realidad, pero no dudó en actuar con fe y obedecer las instrucciones del ángel.
El pasaje de Lucas cuenta la historia de Simeón, un anciano piadoso, que esperaba la consolación de Israel (v 25), es decir, que se cumplieran las antiguas profecías. Cuando tuvo a Jesús en sus brazos se dio cuenta de que estaba sosteniendo al Mesías, al cumplimiento de las antiguas promesas. Entonces gritó con gozo que ya estaba listo para morir (v 29). Lo que sigue es una recopilación de textos de Isaías y Salmos que Simeón se dio cuenta de que habían comenzado a cumplirse con el advenimiento de Jesús. (Los versículos del Antiguo Testamento se leen mejor en su contexto para mayor claridad)
He visto tu salvación (v 30) deriva de Isaías 52:10: El Señor ha manifestado su santo poder ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios.
La declaración sobre la salvación que preparaste para toda la gente. (v 31) parece tener sus raíces en el Salmo 98:2:
2 El Señor anunció su victoria y reveló su justicia a toda nación.
El versículo 32 habla de una luz para revelar a Dios a las naciones, que está anclada en Isaías 42:6; 49:6; 52:10 y 60:3, de los cuales citamos de 49:6:
Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra.
Finalmente, ¡y es la gloria de tu pueblo Israel! viene de Isaías 46:13 (ver también 45:25):
Estoy listo para salvar a Jerusalén y mostrarle mi gloria a Israel.
Varias realidades maravillosas surgen de todos estos pasajes. Primero, solo en Jesús encontraremos el perdón de todos nuestros pecados, ¡Qué Salvador! Segundo, a través de Emanuel sabemos que Dios está presente con nosotros: ha prometido nunca dejarnos ni abandonarnos. Tercero, Simeón, esperando el consuelo de Israel, sostuvo con amor a Jesús en su brazo, y de repente se dio cuenta de que la salvación no era solo para Israel, sino para todas las naciones, para nosotros. ¡Aleluya! En cuarto lugar, lo que los profetas predijeron durante mucho tiempo se ha cumplido en Jesús, mostrando que Dios está cumpliendo fielmente su palabra. ¡Así que celebremos!
Responda:
¡Cante y/o ore esta bendición!
Alabado sea Dios de quien brotan todas las bendiciones. Alabado sea su nombre tanto en la tierra como en el cielo. Alabado sea el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. AMÉN